Esta terapia se realiza colocando unos sensores en el cuerpo de forma parecida a cuando te hacen un electrocardiograma o un electroencefalograma. Se colocan cinco sensores, dos en las muñecas, dos en los tobillos  y uno en la cabeza, lo  que permite que las frecuencias vibratorias del paciente sean registradas por el equipo de Biorresonancia. Una vez registradas, se analizan, se modifican y se  devuelven de nuevo a la persona pero ajustadas a las necesidades de su organismo.

No causa dolor, siendo agradable de recibir ya que produce relajación y te conduce al equilibrio  mental y emocional.

Los resultados obtenidos varían según la persona, dependiendo del tiempo que lleve sufriendo la enfermedad y de si existe un daño funcional u orgánico importante,  del estado de su sistema inmune y su estado de salud general.

El número de sesiones del tratamiento va a depender de la edad, salud general, tipo de  patología, respuesta  del paciente y estado de su sistema inmune.